La última noche
El té estaba muy caliente y me advertiste que si no empezaba a tomarlo se iba a enfriar. Te escuché, pero mientras, mis ojos observaban cómo la luz de ese foco me dejaba ver con claridad la cantidad de agua que golpeaba el suelo.
Abriste un poco la ventana para que pudiera escuchar la lluvia más fuerte y te dije que anotaras en la lista de “cosas que tenemos que hacer antes de separarnos“ escuchar la lluvia abajo de un techo de chapa. Me volviste q advertir que si no tomo el té más rápido, se enfría. Otra vez te escuché mientras respiraba hondo absorbiendo el petricor, como si purificara mis pulmones de alguna forma.
Dejaste mi té en la mesa de luz, creo que me que vas descubriendo.
Me abrazaste un poco más, no te veo pero puedo sentir que cerraste los ojos. Sigo sin apartar la mirada de la lluvia y por la abertura nos golpea con suavidad el viento; cerrar los ojos, escuchar la lluvia, oler la tierra mojada y sentir tu torso desnudo pegado al mío, irradiando calor, generando un lujo impagable y empiezo a ver el final incluso antes de que esto comience y me propongo vivir cada noche a tu lado como si fuera la última.
Dejando enfriar el té, haciendo valer cada segundo.
Comentarios
Publicar un comentario