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Mostrando entradas de 2017

Las cosas que hago por amor.

¡LA ALARMA!  Que suena tal cuál a la boc ina de un camión remolque oxidado, como un chevrolet cameo , al principio, me pareció un tono muy acorde y divertido para despertarme, ahora, ya lo quiero dar contra la pared.  Las ocho menos veinte; duermo con dos almohadas una como las personas normales y la otra contra la pared, así me estiro y es como dormir en una suit muy cara de Punta del Este, y sí, bajo el brazo mi peluche que no lo suelto en toda la noche y no, no tengo doce, tengo veintiún años pero me vio llorar tantas veces que ya es más mi amigo que mis amigos reales.  Esta bien, me levanto porque si no, no llego. La cara limpia, el pelo limpio que me lave antes de acostarme así no me tenia que levantar más temprano y empiezo. No es fácil acomodar esta cara para que enfrente al mundo. Corrector, base, rubor, pestañas y me saco un poco porque tampoco es que sea viernes a la noche. Enfrentar el armario es algo complicado, cómo encontrar algo como para la oficina pero...

El segundo más largo de tu vida

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Fue como detenerse en el tiempo, la gente iba de un lado al otro llevándome puesta en el camino, chocando sin pedir perdón. El murmullo sonaba muy fuerte y no me dejaba pensar con claridad, pero aún así, por muy cliché que parezca, mi corazón se sentía por encima de todo lo demás, latía muy rápido pero yo, estaba cada vez más inmóvil y perdida.  La música, la gente, los colores, y mi vieja mirando ropa por ahí.  No tenía ganas de llorar, quería irme corriendo para casa pero tampoco me quería mover.  Sentía en el pecho como algo me apretaba dejándome sin aire. Era el amor, que dentro de mi quedaba muy grande para el espacio que le dejé. Quedé así, detenida en el tiempo mientras todo a mi al rededor avanzaba, pero era necesario frenar y tomar aire, tomar impulso. Y seguir .

Llovía

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 Yo sé que es muy cliché decirles que llovía, pero llovía, llovía muchísimo. Hacía muchísimo frío y estábamos los dos en nuestro pequeño pueblo, así que también era un fin de semana. Supongo que ese mal clima nos hizo reflexionar a ambos, más a él que a mi, pero yo acepté su idea. Acordamos una esquina que nos quedará casi a la misma distancia a los dos, no fue en la plaza como cuando comenzamos a vernos y también acordábamos un lugar neutro. No nos queríamos esconder, no queríamos privacidad para pasar horas a los besos, supongo que un lugar bajo un foco de luz era lo que queríamos para decirnos adiós, rápido y sin titubeos. Pero no fue tan así... estuvimos un rato para soltarnos, no sé si tenía esperanza de que volviera pero él me lo hacía creer cada vez que intentaba irme y me detenía con un beso, por más que le pidiera que no lo hiciera ... porque dolía.  Si hay algo que siempre tuve claro de él es que era una persona llena de miedo, le tenía miedo a lo que yo m...

El último viaje.

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 Me siento casi al fondo a la Derecha, donde solíamos sentarnos. Me coloco los audífonos para disimular que estoy esperando que él también suba, escojo la canción de Ed Sheeran que alguna vez le dediqué y sigo esperando.  El colectivo sale de la ciudad, él siempre sube una parada después,  siento que frena  y los nervios se apoderan de mi, pero sólo era para cruzar las vías del tren, se pone en marcha nueva mente y sí, ésta vez sí.  Lo observo por la ventana como se despide de sus padres, su madre, triste, él, es el último en subir, paga el boleto y camina por el pasillo muy lentamente, recorriendo con la mirada los asientos, como buscando un lugar libre, pero sé que no, sé que me está buscando… y me encuentra, me atrapa observándolo, hago un pequeño gesto de cortesía con la cabeza y se sienta varios asientos adelante. Me suena el celular _ “tenías razón, es horrible viajar separados“_ no creo que esto sea peor que la otra vez, porque estábamos juntos e íbam...

El sol

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 Cuando era chiquita no me gustaba mirar el atardecer , creía que el sol moría y lloraba porque se había ido. Unos años más tarde empecé a asociar la muerte como algo natural, el sol se moría todas las tardes y dejaba un espectáculo hermoso en el cielo, entonces, para mi, morir era irse pero dejar algo que contemplar. Creci y me tocó perder un hermano, entonces fui a ver el atardecer y sentí que cuanto más se ocultaba el poco a poco se iba, se moría, pero dejaba su rastro, dejaba sus mejores momentos, nos dejaba a todos marcados con fuego y ese fuego estaba en el cielo, marcando su recorrido como una estela, para decir "yo estuve acá" y cada instante que pasaba sentí que se me iba de las manos para no volver.  Pasaron los años y me enfermé,  cuando me diagnosticaron lo primero que hice fue sentarme a ver como se ocultaba el sol.  Siempre asocie la vida y la muerte con el sol , como moria todas las noches . A partir de ese momento sentí que cada vez que se oculta...