Llovía

 Yo sé que es muy cliché decirles que llovía, pero llovía, llovía muchísimo. Hacía muchísimo frío y estábamos los dos en nuestro pequeño pueblo, así que también era un fin de semana. Supongo que ese mal clima nos hizo reflexionar a ambos, más a él que a mi, pero yo acepté su idea. Acordamos una esquina que nos quedará casi a la misma distancia a los dos, no fue en la plaza como cuando comenzamos a vernos y también acordábamos un lugar neutro. No nos queríamos esconder, no queríamos privacidad para pasar horas a los besos, supongo que un lugar bajo un foco de luz era lo que queríamos para decirnos adiós, rápido y sin titubeos. Pero no fue tan así... estuvimos un rato para soltarnos, no sé si tenía esperanza de que volviera pero él me lo hacía creer cada vez que intentaba irme y me detenía con un beso, por más que le pidiera que no lo hiciera ... porque dolía.

 Si hay algo que siempre tuve claro de él es que era una persona llena de miedo, le tenía miedo a lo que yo más confianza le tenía, sentir. Tenía miedo a querer rápido y con intensidad, tenía miedo a entregarse, tenía miedo de que me volviera esencial para él, y no me amaba, claro está.

 Llovía, llovía, llovía... Y nosotros debajo de un gran árbol como si nos tapara. Él, molesto con la lluvia que cada vez era más intensa, y él,  le tiene miedo a todo lo intenso. Así que tomé su mano y lo lleve fuera del árbol, no quería ir y le pareció una estupidez que le pidiera que cerrara los ojos y disfrutara de sentir las gotas en su rostro, que apreciara lo hermoso de lo simple , y lo hizo, estoy segura que lo entendió... Y al menos le quedó una sensación linda del día que rompimos.
 Y escribo ésto porque hoy me doy cuenta que en ningún momento lo abracé y le pedí que se quedara, que luchara, sé que no lo tenía que hacer, es egoísta querer que se quede sólo por mi felicidad, pero hoy me gustaría haberlo hecho, para estar tranquila de que lo intenté.
 Sé que es muy cliché decirles que terminamos bajo la lluvia y sin motivos, pero terminamos, como todo.