La primer noche
Tras llegar un mensaje de “estoy abajo” sentí el ascensor y seguido un “¿a qué piso voy?” Quedamos en encontrarnos en mi dirección pero jamás nombre mi casa. Ya me cayó mal y me arrepiento que este sábado lluvioso me haya llevado a tal punto de aburrimiento de querer salir con alguien. Veo cómo pasa el ascensor desde mi puerta y decido esperar para que no distinga dónde vivo. Bajo por las escaleras un par de pisos, pero no todos, vivo en el noveno, mejor ya pido el ascensor. El ascensor sube vacío, por suerte y bajo. Se corre la puerta de seguridad y tras la pequeña ventana de la puerta hacia hall lo veo frente al espejo, inquieto, su rostro y físico delgado parecen ser del nerd poco popular de la secundaria, sobre todo en su rostro que no logro distinguir si tiene aires de campeón o de esas personas ideales pero que son tan puras y sumisas que terminan por no gustarnos. Abro la puerta y camino muy veloz hacia el y pienso en ser simpática y agradable porque, bueno...